He interrumpido las publicaciones en este blog, pero a
conciencia. En estos últimos 60 días he tenido que dar prioridad a los trabajos
de corrección y maquetación —mi pan de cada día—, pero, sobre todo, a mi
proyecto de volver a impartir cursos de técnicas narrativa online, una
actividad que abandoné con la publicación de Todas son buenas chicas, y que me permitía disfrutar la literatura, no os imagináis cuánto, desde la cercanía y el talento de muchos escritores en ciernes. Esta vez no será en plataformas ajenas, si no en mi propia aula
virtual, que compartiremos con Ana Bolox (Link). Nace Ateneo
Literario, talleres de escritura online.
Esas son las razones de mi ausencia.
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13 Hojas de otoño. Imagen: Javier Bedrina (Link) |
No obstante, mi pasión literaria se ha expandido a este blog. Por eso, en esta entrada les presento el prólogo que escribí
para un libro de relatos que ha sido publicado hace unos días: 13 hojas de otoño, de Quirico Molina (Link). Conocí a Quirico
el año pasado en unas circunstancias, como mínimo, turbadoras: Se enfrentaba un
problema de salud cuya solución dependía una intervención quirúrgica, motivo
por el cual, antes de entrar a la sala de operaciones, quería dejar su libro listo
para publicar. Felizmente, ocurrieron tres cosas: Quirico está fuerte como un
buey, su libro ha sido publicado, y yo he ganado un gran amigo.
En el plano literario, me encontré con una obra
significativa, como debe ser toda obra narrativa, y con un autor de una
sensibilidad enorme. No hago reseñas, ya lo sabéis, así que os dejo con el
prólogo que escribí para 13 hojas de
otoño. Aunque es breve, contiene toda la esencia que para mí tiene la
narrativa, tanto desde su plano estructural como del estético.
La esencia de un prólogo es
presentar y acreditar al autor y su obra. Entonces, me pregunto:¿Por qué
escribir un prólogo a 13 hojas de otoño?
Quizás, hasta sea una impertinencia. Ni
Quirico Molina, ni los relatos que conforman esta colección, lo precisan; la
lectura lo hará todo.
13 Hojas de otoño es una obra en la que,
desde la estética de un lenguaje sencillo, sus relatos enamorarán a los más
acérrimos amantes de la belleza poética, pero también a aquellos que buscan una
narrativa que los deje frente a frente con historias vivas. Si me pidiesen que
definiera el conjunto de las piezas de este libro con una sola palabra, diría «rotundidad». Por debajo de ese plano
estético que define la prosa de Quirico Molina, como un río de lava, discurre
una temática punzante, a veces presentada con escenas y escenarios que
coquetean con el realismo mágico, y, en otras, impregnadas de un realismo
tangible e incómodo, como la vida misma.
La buena literatura se caracteriza
por ser una vivencia para el lector, equiparable a las experiencias emocionales
que nacen de las relaciones con nuestros semejantes y con el entorno.
Adentrarse en un bosque de la mano de este escritor es sentir la humedad o el
frío, percibir los olores y los colores, escuchar el crujir de la hojarasca, o
estremecernos con sus sombras. Yo estuve con Joaquín en «El armario»,
contemplando las motas de polvo que, frágiles, leves, flotaban en un haz de
luz; y también fui seducido por los siete velos de Aeshma Deva en «El tatuaje».
Pero también, con este libro, he vivido la experiencia de leer una prosa
rigurosa y placentera, y el estupor de sentir por dentro lo que con cada
palabra, cuidadosamente seleccionada, Quirico Molina nos transmite. No es lo
que dice, sino las sensaciones que produce. No son las escamas sangrantes y
resecas de Iremi en «La sirena», sino la certeza de que, una y otra vez, todos
cargamos con ese calvario.
Veo a un escritor que sabe encantar
al lector con la música de sus frases, pero que en el sustrato, sutilmente, nos
muestra la piel áspera de la naturaleza humana. Leer a Quirico Molina es
situarnos en el teatro de esta humanidad frágil, de valores perdidos, de oídos
sordos a los gritos de la naturaleza, pero envuelta en un halo de esperanzas.
13 Hojas
de otoño os llevará más allá de las palabras y, por eso, os recomiendo que
preparéis vuestros ojos, pero no los de leer, sino los de contemplar.
Néstor
Belda
Mayo 2015
Si queréis adquirir un ejemplar de 13 Hojas de otoño, podéis hacerlo en
este LINK (papel) y en este otro LINK en versión ebook de Amazon.
Gracias por tu visita.
«Todas son buenas chicas» (Link).
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